Época:
Inicio: Año 1 A. C.
Fin: Año 1 D.C.

Antecedente:
HISTORIA DEL ALMIRANTE



Comentario

Cómo el Almirante salió de la Gomera, y atravesando el Océano halló las islas de los Caribes


Lunes, a 7 de Octubre, el Almirante siguió su viaje a las Indias, habiendo entregado antes un pliego, cerrado y sellado, j todos los navíos, el cual mandaba no fuese abierto, a no ser que la fuerza del viento los separase de él. Esto era porque daba en aquella carta noticia del rumbo que habían de seguir para la Villa de la Navidad, en la Española, y no quería que, sin gran necesidad, fuese conocido de alguno aquel itinerario. Navegando con próspero viento, el jueves, a 24 de Octubre, habiendo corrido más de 400 leguas al Occidente de la Gomera, ya no se halló la hierba que en el primer viaje habían encontrado a 250 leguas; y no sin admiración de todos, en aquel día y los dos siguientes, iba una golondrina a visitar la armada. El mismo sábado, de noche, se vio el fuego de San Telmo, con siete velas encendidas, encima de la gavia, con mucha lluvia y espantosos truenos. Quiero decir que se veían las luces qué los marineros afirman ser el cuerpo de San Telmo, y le cantan muchas letanías y oraciones, teniendo por cierto que en las tormentas donde se aparezca, nadie puede peligrar. Pero, sea lo que sea, yo me remito a ellos; porque si damos fe a Plinio, cuando aparecían semejantes luces a los marineros romanos en las tempestades del mar, decían que eran Castor y Polux; de los que hace mención también Séneca, al comienzo del libro primero de sus Naturales.

Pero volviendo a nuestra historia, digo que el sábado, de noche, a 2 de Noviembre, viendo el Almirante grande alteración en el cielo y en los vientos, y observando también nubarrones, tuvo por cierto hallarse cerca de alguna tierra; con esta opinión hizo quitar la mayor parte de las velas, y dispuso que toda la gente hiciese buena guardia, no sin razonable causa; porque la misma noche, al aparecer el alba, vieron tierra al Oeste, a siete leguas de la armada, y eran una isla alta y montuosa, a la que puso nombre de Domínica, por haberla descubierto el domingo, de mañana. De allí a poco vio otra isla hacia el Nordeste de la Domínica, y después vio otras dos, una de ellas más hacia el Norte. Por esta gracia que Dios les había hecho, reuniéndose toda la gente de las naves en las popas, dijeron la Salve con otras oraciones e himnos cantados con mucha devoción, dando gracias a Nuestro Señor porque en veinte días, desde que salieron de la Gomera, habían arribado a dicha tierra, distancia que calculaban ser de 750 a 800 leguas.

Por no hallar en la costa de la parte de Levante de dicha isla Domínica lugar a propósito para fondear, pasaron a otra isla a la que el Almirante puso nombre de Marigalante, porque así era denominada la nave capitana. Allí, saliendo a tierra, con todas las solemnidades necesarias, volvió a ratificar la posesión que, en nombre de los Reyes Católicos, había tomado de todas las islas y tierra firme de las Indias en el primer viaje.